"La Casona me enamoró"

El director de la pensión juvenil de San Lorenzo de Almagro, Enrique Polola, explicó el funcionamiento de la misma, destacando la formación social y profesional de las jóvenes promesas de la Institución.

Enrique Polola, uno de los pilares fundamentales en la formación social y deportiva de los juveniles de San Lorenzo de Almagro

“Lo primero que hice cuando llegué acá fue cambiar el nombre a la pensión. No me gusta que se le diga así, porque parece un asilo de ancianos. Hablé con los chicos y ellos fueron los encargados de buscar y elegir el nombre. Les gustó esa terminología porque surge de Alemania, ya que en la Guerra Mundial cuando los atacaban, todo el pueblo se refugiaba en las casonas”, comenzó explicando el director de la pensión de San Lorenzo de Almagro, Enrique Polola.

A su vez, se refirió al funcionamiento de la misma: “Para que el pibe se forme como persona, pero también como jugador, decidí que la Casona tenía que ser manejada por los chicos. Acá adentro formaron una Comisión Directiva, conformada por un presidente, un secretario, un tesorero y distintas comisiones. Ellos se encierran solos y completan un libro de actas con todo lo que hablan y los problemas que resuelven. Cuando sean jugadores y haya un problema se van a encerrar con sus compañeros para hablar todo”.

“Si uno lee el acta le resulta divertido. Por ejemplo uno de los problemas que plantean es que la sala de juego está sucia porque tiran semillas de girasol y en caso de no corregir eso, deciden suspender la sala por un mes hasta que tomen conciencia. Lo mismo con la música fuerte, en caso de no bajar el volumen le sacamos el aparato. Son más duros que yo con las sanciones. Pero me parece bien que tomen las determinaciones porque es su casa”, agregó Polola.

Con respecto a la importancia de la formación social de los jóvenes, destacó: “Los jugadores deciden apostar por esto y dejan lo más preciado en su casa, su familia, amigos, novias. Buenos Aires es difícil, pero como son menores no pueden salir del Club. Por eso inventamos el uniforme, no sólo para poder identificarlos y que no salgan de las instalaciones, sino que queremos un sentido de pertenencia. Que los juveniles sientan la camiseta desde la mañana hasta que se van a dormir”.

“Acá tenemos encargados, personal de limpieza, cocineros, nutricionista, psicólogo, profesores de apoyo. Además tenemos una sección de arte, por ejemplo para el día de la madre hicieron cuadros para regalárselo. En otra oportunidad, les enseñamos a hacer roperos y en un día habían armado 24 armarios junto con los carpinteros. Como este lugar era para la concentración de la primera división no estaba acondicionado para vivir acá y ellos mismos hicieron su ropero. La obligación de los chicos es ordenarse la habitación”, manifestó el coordinador.

Asimismo, ponderó: “Si le pido a los dirigentes de San Lorenzo de Almagro un elefante, me preguntan de qué tamaño lo quiero. Nunca me faltó nada de lo que pido para los jóvenes. El trabajo que estamos haciendo tiene una cordura, el club invierte en las divisiones inferiores para que puedan llegar a primera. Yo vine por seis meses y ya llevo dos años, la Casona me enamoró. El que trabaja acá tiene que ser diferente, todos tenemos que ser docentes para formar a los jóvenes”.

En tanto fue muy claro con respecto a los objetivos de todos los colaboradores de La Casona: “No concebimos que los chicos no estudien, tiene que hacerlo sí o sí. Nosotros vamos junto con el psicólogo a los colegios para hablar con los directores, los docentes para ver cómo les va. Intentamos estar en todos los detalles. Si a uno le gusta su trabajo tiene que dejar una huella y cuando los pibes te agradecen por todo lo que hacés, uno se va tranquilo a su casa. Se han ido chicos de acá para jugar en primera y yo decidí darles la funda de su almohada, porque creo que ahí quedan todos los sueños desde que entran a la Casona. Cuando llegan a primera nos da mucho orgullo”.

“Los horarios que manejamos son muy rigurosos, no tienen mucho tiempo libre y mejor que sea así, porque cuando lo tienen extrañan mucho a sus familias. Los jugadores van al colegio, pero además acá trabajan con maestras de apoyo. Además vienen profesores de arte y ahora vamos a incorporar un docente de inglés, uno de música y uno de karate para que les enseñe a no pelear, pero les sirve para elongar y descargarse”, comentó.

Por otro lado, agradeció a todo el grupo de trabajo: “Hay mucha gente que está metida en este proyecto. Por ejemplo Carlos Lammens que vino un día, se presentó y hace  dos años que no deja de ayudar. Mismo el caso de Daniel Fernández, otro dirigente de perfil bajo que ha hecho muchas cosas por nosotros. Ni que hablar del presidente Matías Lammens y el vicepresidente Marcelo Tinelli, que se desviven en el día a día y no nos dejan caernos. Lo mismo con Miguel Mastrosimone o Roberto Álvarez, toda la Comisión Directiva está con nosotros, trabajan y no hacen alarde. Este club es diferente, tiene una puerta mágica, somos una gran familia”.

Para finalizar, se refirió a lo más lindo que tiene su trabajo: “El agradecimiento de los pibes, un abrazo cuando van a entrenar, cuando los jugadores van llegando a primera, cuando me hablan los profesores de la Selección Argentina y nos dicen que nuestros jugadores son diferentes por la manera de comportarse, son las cosas que me llenan de alegría. Hicimos que los padres nos manden una carta contándonos cómo vieron a los chicos en el receso y una de las madres estaba contenta porque su hijo había hecho la cama y preparó el desayuno para toda la familia. Esas cosas me llenan todos los días, me enamoré de todo esto”.


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