Historia. Música. Rock. Gritan las paredes del estadio, coloreadas de un negro eclipsado. Por encima, banderas con el nombre de ciudades, todas azulgranas. Por dentro, Deck, Tucker, Mata, Sandes, Calfani y compañía haciendo de las suyas. Ganando y levantando otra copa. Parece una costumbre de un equipo con hambre voraz de gloria, que cada vez deja la vara más alta.
San Lorenzo llegaba a jugar la primera Supercopa de la historia de la Liga Nacional luego de haberse coronado tanto en el Súper 4 como en la Liga, por lo cual su rival era Regatas de Corrientes, el subcampeón del torneo local. El primer y segundo cuarto fue para el equipo correntino, que manejaba el ritmo del encuentro y sacaba eficacia desde el aro: logró una máxima de 10 puntos. Pero el Ciclón recobró la memoria para un tercer capítulo memorable: tapas, triples, dobles, volcadas. Una defensa férrea y un ataque, como siempre, a lo Matador, parcial de 21-7 y adelante en la chapa.
Ya con la diferencia en el bolsillo, el último cuarto fue con un San Lorenzo inteligente, que cuidó su aro, contraatacó y triunfó por 74-67. Deck fue elegido el MVP del encuentro con sus 24 puntos y las gradas se fueron coreando su nombre. Costumbres azulgranas.
Y ahora se viene otra cita por el torneo local: el viernes, desde las 21, San Lorenzo visitará a Bahía Basket. Que el Ciclón nunca pare de soplar.