Lo importante siempre es ir para adelante. Crecer. Tomar la pluma Cuerva y seguir escribiendo historia pura. Y en el básquet del Ciclón pasa exactamente eso: no se relaja, siempre va por más. Por eso mismo cierra un 2018 con cuatro copas más para brindar: dos Supercopas, la tercer Liga Nacional al hilo y nada menos que la Liga de las Américas, que tuvo el plus de definirse en un Polideportivo Boedo colmado.
El año arrancó con la obtención de la Supercopa en Obras, donde San Lorenzo le ganó 74-67 a Regatas de Corrientes y levantó el primer trofeo del año: Deck, delirante, se llevaría el MVP de la jornada y trazaría un vaticinio de lo que sería una temporada espectacular.
Ya con la Liga Nacional en función, el Ciclón se trasladaría a Talca, Chile, para jugar la fase de grupos de la Liga de las Américas con un andar arrasador: le ganó a Mogi Das Cruces, también a Paulistano y aplastó a Español, por 116 a 51, en lo que fue el récord de mayor diferencia entre un equipo y otro por una cita continental. Histórico.
El calendario continuó con una cita para el recuerdo: el mejor básquetbol del continente se jugó en Boedo. El Polideportivo fue la sede de la semifinal y el Final Four de la Liga de las Américas. El aliento incesante de la gente. El color azulgrana tan lindo de las tribunas. El mundo entero vio a San Lorenzo vibrar al compás de la naranja: en semis barrió a Fuerza Regia de México, Mogi Das Cruces de Brasil y Ferro de Argentina, para en el Final Four coronarse ganándole a Estudiantes de Concordia y -otra vez- a Mogi Das Cruces en el partido definitivo por 79-71 y ponerle el punto final a un sueño hecho realidad.
Pero la característica principal del equipo fue nunca relajarse, así que mientras jugaba la copa continental, nunca descuidó el torneo doméstico y cerró la Fase Regular en lo más alto de la tabla de posiciones y ganando todos los encuentros que jugó en el Polideportivo. Después, en octavos de final venció a Peñarol por un global de 3-1, en cuartos barrió a Obras por el mismo resultado, en semis batalló ante Instituto, le ganó 3-2, y alcanzó la gloria del Tricampeonato ante San Martín de Corrientes, también por un ajustado 3-2, con una definición de película en la casa del Santo Correntino por 72-56: el cielo fue el limite. Porque se tocó con las manos.
Pero el año no terminó acá: Boedo fue sede del Juego de las Estrellas y el Polideportivo se volvió a colmar de gente, volcadas, tiros y puro básquet. Gabriel Deck fichó por el Real Madrid en una transferencia histórica y el Ciclón se fue de pretemporada a Bahamas, donde se midió con los prestigiosos Kentucky Basketball de Estados Unidos y Mega Bemax de Serbia.
Ya con refuerzos de lujo como Máximo Fjellerup, Donald Sims, Jerome Meyinsse, Tyrone Curnell y Eric Dawson, San Lorenzo levantó su cuarto título en el año: la Supercopa ante San Martín de Corrientes en un 85-84 apasionante en el Héctor Etchart. Y tuvo una muy buena participación en el Súper 20 que no pudo dar coronar por centímetros al perder en la final ante Quimsa.
Y el repaso 2018 tiene más jugo para sacarle a la naranja: San Lorenzo también sentó bases en la Albiceleste porque Juan Hierrezuelo, un representante azulgrana en los Juegos Olímpicos de la Juventud, se quedó con la medalla dorada en el básquet 3x3. El básquet U17 aportó otros tres títulos con la obtención de la Conferencia Centro, el Torneo de Conferencias de la Federación de Básquetbol del Area Metropolitana de Buenos Aires y el Campeonato Argentino de Clubes, mientras que la categoría U19 alzó la copa de la Conferencia Centro. Felicitaciones, Cuervitos, están representando con orgullo la camiseta azulgrana.
¡Y qué sigan los éxitos, Ciclón!
