San Lorenzo tiene una buena ofensiva, con mucha jerarquía en sus atacantes y tapa las falencias en otros sectores con ganas y corazón. Hoy, en Boedo, fue una prueba fehaciente: arrancó mal ante River, lo perdía 2-0, pero gracias a los tantos de Rodríguez, Pescio y Bolo, y con mucha actitud, lo dio vuelta y se llevó el triunfo 3-2.
Antes de que el Ciclón se acomode en el campo, una ráfaga goleadora de River puso la chapa 2-0 y complicó las cosas. Porque San Lorenzo tuvo que reponerse al golpe y remar desde abajo durante casi todo el encuentro. Lo bueno es que encontró el descuento rápido, en un puntinazo de Rodríguez, y aunque el telón bajó en desventaja, el desarrollo en el campo de juego y el envión anímico indicaba que la historia se podía revertir.
Encima, la charla técnica surtió efecto en el equipo, porque al minuto del complemento Thomas Pescio se escapó por la banda, la punteó despacito ante la salida del arquero y la mandó a guardar. Con el 2-2 el trámite se facilitó, porque River tuvo que ir en búsqueda de la ventaja y empezaron a aparecer espacios en el fondo, no obstante, el partido adquirió mucha intensidad, ida y vuelta y la moneda podía caer para cualquier lado. Pero el que lo aprovechó fue Bolo, con su especialidad: el remate desde lejos. Tiro seco, de zurda, esquinado, imposible para el arquero. Y ese 3-2 sería definitivo, aunque antes, el equipo de Ruscica y Antonelli, tuvo que defender varios minutos 5 vs 4. El rombo en campo propio funcionó a la perfección, el Millonario no gravitó demasiado y el triunfo se queda en casa.
Con este resultado, el Ciclón se mantiene como escolta de Boca a dos unidades, aunque el Xeneize adeuda dos encuentros. En la próxima fecha, se viene Hebraica en Pilar, otro de los animadores del campeonato. Una buena prueba de cara a los playoffs. ¡Vamos, San Lorenzo!