San Lorenzo juega con el corazón. Es por eso que los momentos más difíciles los pilotea desde las ganas y la fortaleza interna para salir adelante. Y los momentos en los que es superior, saca a relucir el coraje y la chapa de campeón y empuja como nunca. Ahora, venció 5-4 a Hebraica en Villa La Ñata y, tras el triunfo por penales en la ida, se metió en la gran final del Torneo de AFA, donde espera por Boca o Racing.
Y como a lo largo de la temporada, el Ciclón arrancó sobreponiéndose a una adversidad porque, al minuto, Edelstein abrió el marcador para Hebraica. Pero remar desde abajo le sienta bien a San Lorenzo, que en una ráfaga de cinco minutos dio vuelta la historia: a los 3, Lachaga sacó un latigazo cruzado y empató el partido. Dos minutos más tarde, Pescio, a pura potencia, se escapó de su marcador y rompió el arco de un derechazo para el 2-1. Y a los 9, Quintairos punteó un muy buen envío de Bolo y gritó el tercero. La historia parecía encaminarse para el conjunto azulgrana, pero sobre el cierre de la primera mitad descontó Sha. Y con el 3-2, el suspenso se haría protagonista.
En el complemento, el Ciclón salió decidido a dos cosas: por un lado, esperar la falla rival; por otro, buscar mucha velocidad en las transiciones y, de tener chances, no fallar. Y así fue: en el arranque Lachaga estampó el segundo de su cuenta personal en una pelota parada, y un minuto más tarde Salgues se la robó al cierre de Hebraica y, con un puntinazo certero, dejó el marcador 5-2. El encuentro siguió transcurriendo en un tono parecido, por momentos el local puso arquero-jugador pero no inquietó demasiado, hasta que en los últimos minutos San Lorenzo fue perdiendo resto físico y Sha pegó por duplicado. El 5-4 sería definitivo, pero antes hubo que defender con alma y vida. Con corazón. Corazón de Ciclón.
Aún falta confirmar el rival y los días para las finales. Pero San Lorenzo irá, como siempre, con ese corazón azulgrana capaz de cumplir sueños.