¡Supercampeón!

Un Superciclón. San Lorenzo sumó a la vitrina el trofeo que le faltaba: la Supercopa. En el Multideportivo de Ferro, venció 5-2 a Nueva Chicago y dio la vuelta olímpica.

El encuentro arrancó errático para el Ciclón, más allá de que Chicago salió a respetarlo, con el quinteto más bien retrasado, esperando contragolpear. Hasta que a los 10 minutos, el gol de Chicago cambió el desarrollo: González sorprendió en una pelota parada, remató cruzado, venció a Steccato y abrió el marcador. Mitad por nerviosismo y mitad por falta de creatividad para vencer a la defensa rival, San Lorenzo no le pudo generar chances al Verde y el telón bajó en desventaja.

De todas formas, después de la charla técnica, salió al campo de juego decidido a instalarse en el campo rival. Mudó, definitivamente, la pelota al área de Chicago y, a base de rotación, desgastó cada vez al rival. A los 4 minutos, la estrategia dio resultado y el empate llegó con sello colombiano: Echavarría se escapó de su marcador con un lujito, asistió a Cuervo que tuvo tiempo de pararla, pensar y rematar al ángulo para el 1-1. Pero eso no era todo: apenas un minuto después, los cafeteros invirtieron los roles: de Cuervo para Echavarría y éste, con una definición por arriba, la mandó a la red. Con la tranquilidad de estar en ventaja, el equipo de Antonelli pudo manejar los hilos a su antojo. El tercero llegó en una escapada de Vargas por la izquierda, un buscapié al segundo palo y un puntinazo de Pescio con lo justo; y el cuarto, con una volea del arquero Steccato cuando el Verde tenía arquero-jugador y estaba jugado en ataque. Si bien Alarcón descontó para el conjunto de Mataderos, y la historia podía sumar suspenso, Echavarría volvió a aparecer con un jugadón a pura gambeta, sentenció el 5-2 y la Copa se fue para Boedo.