¡Campeones!

De pronto, los cimientos de Boedo se conmovieron. Fue un grito, un desahogo, y un sismo de felicidad que se extendió desde el barrio hacia todo el mundo. Damián Stazzone –ese símbolo del sanlorencismo más puro– acababa de convertir el tercer gol y sólo quedaban nueve segundos en el reloj. Era el 3-1 definitivo, el que sellaba el partido ante Boca Juniors y el que clausuraba la serie. ¡San Lorenzo campeón del Torneo de AFA de Futsal! Y ante un rival de semejante calibre, en un Pando repleto, estallado de amor por los colores azulgranas, ya deseoso de consumir las últimas centésimas y empezar a celebrar.

Fue una serie dura, que obligó a un tercer encuentro, cambiante y llena de matices. Y la ganó el mejor, sin dudas, el equipo que marcó el paso en todo el campeonato y que supo definirlo con coraje y talento. Había sido 5-0 en el primer chico (en el Pando, con autoridad), 2-7 en La Boca (abriendo paso a un tercer choque) y ahora sí, en casa, había que definirlo. El equipo de Antonelli, experto en paradas bravas, sabía que estaba listo. Y cumplió con creces.

No fue sencillo, claro. Lo abrió Agustín del Rey a los 13 minutos del primer tiempo, con una exquisita definición al ángulo. Y mientras Boca ponía en apuros a Benyik (una muralla), Dylan Vargas estiró la ventaja a los 15 del complemento. Pero Boca respondió rápido, al minuto, con un 1-2 que dejaba las cosas en suspenso. Ya jugado, el equipo visitante arriesgó todo, con arquero-jugador en cancha. Pero el Ciclón defendió, luchó, tapó, y pudo meter el 3-1 gracias al pie de Stazzone, que definió con el arco vacío.

Fue la locura. Un Pando a reventar, que agotó las entradas y le dio el marco que este final merecía, ensayó el coro perfecto: “Porque este año, desde Boedo, desde Boedo, salió el nuevo campeón”. No hay nada más hermoso que eso.