El fútbol, a veces, es un segundo. Los 90 minutos que se redimen a ese momento. Ahí, en ese momentito donde Botta la agarra en el vértice del área chica y baila sobre la pelota para después puntearla, ahí, en el último gajo de la redonda de terciopelo para que caiga rendida sobre la red. El 1-0, en un segundo.
Pero San Lorenzo hizo de ese segundo un triunfo importantísimo ante Independiente en Avellaneda. Un primer tiempo intenso, con presión en la mitad de cancha y desprenderse en ataque en bloques. De hecho, el Ciclón fue bastante más que su rival, y sobre el final de la primera etapa pudo estirar la ventaja: Barrios tuvo una muy clara que Campaña mandó al córner. Cuando se levantó el telón de la segunda etapa, San Lorenzo jugó un partido totalmente diferente: retrasó la presión, y desarrolló el arte de correr, meter, pura entrega y corazón. Sobre el final, el Rojo apretó ante la necesidad del triunfo, pero no contó con situaciones claras para vencer el arco que defiende Navarro.
Y ahora sí: ¿quién nos quita lo soñado? Segundos a ocho puntos de Boca, el líder de la Superliga. Empezando a sellar la clasificación a la Copa Libertadores de 2019 y prendidos a una ilusión cada vez más grande. Pero a no dormirse, que no es el momento de aflojar, porque el domingo hay que copar el Bidegain para hacer sentir el peso de la azulgrana ante Godoy Cruz.
Y en un segundito, nada más. La ilusión es enorme.