Ve, Reniero. Desde el borde del área, agazapado, con la confianza del goleador. Por eso la va a buscar (porque es goleador y sabe, entiende lo que vale ese segundo de más) cuando Paulo Díaz mete un centro pasado. Senesi la baja, pifia el colorado Ré y ahí aparece: diciendo que sí con la cabeza, poniendo el 1-0 del partido y el santo grito cayendo de la grada.
Pero eso no era todo: el Ciclón jugó un buen partido. Atacando, más que nada, por las bandas: con la velocidad de Gudiño, con la perspicacia del Perrito Barrios, y algunas gambetas atrevida en el pie zurdo de Rubén Botta. El segundo tiempo tuvo mucha más acción que la primera mitad, porque Chacarita salió con todo a buscar el empate, pero San Lorenzo no se quedaba atrás y respondía contraatacando, inclusive contó con dos chances muy claras, una de Gudiño que remató desviado ante la salida de Fernández y otra de Alexis Castro que se fue por arriba del travesaño. Del otro lado del campo de juego, Navarro se adueñó del arco del Ciclón y respondió con solvencia cada aproximación del rival. Sonó el pitazo final y el equipo del Pampa Biaggio se quedó con tres puntos importantísimos.
Veo, veo: que el Ciclón dio otro paso de cara a la clasificación a la Conmebol Libertadores 2019, se subió al podio de la Superliga (a uno de Godoy Cruz y a cuatro de Boca) y es el equipo que menos veces conoció la derrota en el campeonato. ¡Así, Ciclón!