El alma del Viejo Gasómetro –intacta y palpitante en Avenida La Plata– no sólo se nutrió de las voces y los cantos de los hinchas del Ciclón. También de los elementos que, pieza por pieza, terminaron de definir su inconfundible perfil. Tablones, plateas, objetos varios... En el crujir de cada madera, en las marcas de cada columna de hierro, hay una historia que empuja y acompaña.
En medio de esta gesta única que es la Vuelta a Boedo, de la cual los hinchas y socios de San Lorenzo son protagonistas excluyentes, hay noticias que reconfortan. Y ésta es una de ellas: se adquirieron varios elementos que formaron parte del famoso estadio, y que se reutilizarán para ser expuestos como patrimonio histórico del club en Tierra Santa. Por caso:
–Nueve bancos de vestuario (cuatro de ellos, enteros y en perfectas condiciones), más 11 bancos largos más.
–Cinco bancos de suplentes.
–Cinco bancos de platea.
–Lámparas galponeras (25).
–Varios reflectores (algunos hasta conservan el vidrio).
–El mástil principal (en tres partes).
–Un espejo que pertenecía al restaurante.
–Tablones y columnas varias.
Con la nostalgia impregnada en cada rincón, recuperar estas piezas invaluables le infla el pecho a cada Cuervo que camina por Boedo. Y que sigue anhelando este regreso al barrio que vio nacer al club del padre Lorenzo Massa. Gracias a cada metro cuadrado aportado, a cada marcha que convirtió a la gente en una marea azulgrana, el sueño cobró vida. Y hoy es una maravillosa realidad.